EL CAMPILLO, MÁS QUE UN SOLAR.
El Campillo es uno de los barrios más antiguos y castizos de Badajoz. Sus orígenes se remontan a la ciudad islámica y durante siglos gozó de una posición privilegiada hasta que la ciudad fue basculando hacia San Juan. El barrio se vertebraba junto a la calle que atravesaba la ciudad y unía las puertas de Mérida y Jerez.
Nuestra posición respecto al Campillo ha cambiado poco, pues nunca vimos muy necesaria la construcción en esta parte de la ciudad, tan pegada a la muralla, pudiéndose sustituir por un corredor amplio y libre de construcción.
Cuando el Ayuntamiento planteó urbanizar el Campillo se procedió a unos sondeos que pusieron de manifiesto la escasa potencia del relleno arqueológico. Las excavaciones posteriores confirmaron los resultados de los sondeos y al tiempo descubrieron varias estructuras entre las que destacan una gran vivienda situada en las calles Peralillo y Jarilla, una treintena de silos islámicos, muchas tumbas, etc.
La campaña arqueológica que acaba de finalizar, ha puesto al descubierto 80 silos musulmanes, una gran necrópolis cristiana sin datar en el tiempo, una gran estructura urbanística del s. XVII, una calle ocultada por el tiempo, los restos excelentes y bien conservados de las primeras industrias artesanales de la ciudad, etc.
Puede que no estemos en condiciones de valorar la importancia de lo encontrado, pero en todo caso, la ausencia de estructuras monumentales no significa que lo descubierto carezca de interés y, sobre todo, una excavación en extensión como la del Campillo ofrece una oportunidad única para exponer la evolución histórica del barrio, que es la historia de Badajoz. Es una frivolidad escuchar que no tiene relevancia arqueológica, cuando nos encontramos con una radiografía de la ciudad desde su creación islámica hasta finales del s. XIX que bien conservada y musealizada podría integrarse en el circuito turístico de la ciudad de Badajoz.
Esperaremos a leer en informe técnico pagado por el Ayuntamiento, aunque todo apunta a que se va a optar por borrar lo aparecido y construir en su solar. Frente a planteamientos tan drásticos e irreversibles se impone tomar aliento y pensar cualquier paso antes de destruir lo aparecido escudándose en una supuesta falta de interés. Solicitamos que el estudio técnico que tiene que ir a patrimonio, sea valorado por organismos independientes que determinen la importancia de la evolución histórica de la ciudad que se nos ha puesto delante de los ojos.
Si se tiene intención de destruir todo lo aparecido, se impone que el desmantelamiento de las estructuras que se han conservado, por ejemplo la fundición, el matadero, etc., se haga con el mismo rigor que el resto de la excavación y se complete hasta llegar al nivel estéril, arqueológicamente hablando. Todo lo que se desmonte ha de continuar excavándose y por tanto no podemos dar por concluido el fin de la excavación. Esta cautela resulta imprescindible dado el elevado número de silos que han aparecido y, lo que puede ser más interesante, descubrir el mayor número de enterramientos y delimitar la extensión de la necrópolis podría definir si es un cementerio ligado a un edifico religioso o asistencial, o bien, una necrópolis instalada en alguno de los momentos de despoblación de la ciudad.
Resultaría imprescindible poner en valor el pavimento aparecido de la antigua calle del Toril, musealizar la fundición como muestra de la arqueología industrial de la ciudad de Badajoz, integrar en la nueva plaza la pavimentación aparecida, musealizar algún silo, etc, es decir, nunca ocultar con construcciones modernas y descontestualizada una parte fundamental de la historia de la ciudad. La sensibilidad de la administración para poner en valor elementos históricos de nuestro pasado es lo que nos estamos jugando en estos momentos y nuestra responsabilidad y compromiso con la ciudad, obliga a esta Asociación a denunciar la importancia de estos hechos.
JUNTA DIRECTIVA DE AMIGOS DE BADAJOZ
Nuestra respuesta:
1 comentario:
Es acaso el Ayuntamiento de Badajoz, el enemigo público número 1 de ocultar o mejor dicho destruir, absolutamente todo lo ya excavado en el Campillo, para implantar residenciales (como los promotores al uso denominan a las nuevas viviendas) bendecidas por concursos de arquitectura y de esta manera fortalecer a la economía de la Inmobiliaria Municipal, pues parece que saldrán a la venta y no a realojar a la población (con alquileres sociales) que de alguna manera produjo la gentrificación del barrio.
(Gentrificación : Proceso de rehabilitación urbanística y social de una zona urbana deprimida o deteriorada, que provoca un desplazamiento paulatino de los vecinos empobrecidos del barrio por otros de un nivel social y económico más alto)
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