Pedimos a
las administraciones el cumplimiento de
los compromisos de seguridad adquiridos con el Casco Antiguo
Las asociaciones y colectivos SOS
Casco Antiguo de Badajoz, Asociación contra el ruido Espantaperros,
Asociación de vecinos del Casco Antiguo, Asociación Cívica Ciudad
de Badajoz, Centro Comercial Abierto Menacho, Asociación de
Empresarios del Casco Antiguo y la Asociación Amigos de
Badajoz, denunciamos la rápida degradación de las condiciones
de seguridad en el centro histórico de la ciudad.
Foto de Extremadura7dias.com
A los habituales problemas de
narcotráfico, usurpación de propiedades, mendicidad e incivismo,
ahora viene a sumarse una oleada de robos, hurtos y violencia más
propia de décadas pasadas.
El miedo se ha apoderado del
barrio después de que, en los últimos meses, se hayan sucedido
numerosos robos en comercios, restaurantes, viviendas, vehículos,
residencias universitarias y edificios patrimoniales.
Estas calles se han convertido en
el vergonzoso y deprimente escenario de robos con violencia, tortura
y secuestro de personas, ajustes de cuentas, peleas con armas,
menudeo y tráfico de estupefacientes, usurpación y ocupación de
propiedades, prostitución, vandalismo… y ello a pesar de las
numerosas promesas y compromisos —incumplidos, hasta ahora,
absolutamente todos— que, tanto el Ayuntamiento de Badajoz como la
Delegación del Gobierno, se apresuraron a anunciar en ocasiones
pasadas con motivo de hechos semejantes. Mientras tanto, asistimos
horrorizados a lo que parece, sin duda, un regreso a los tiempos más
oscuros para el barrio, sin que las distintas Administraciones,
pasmadas, torpes e impasibles, hayan sabido reaccionar.
Atrás quedaron promesas como la
de dotar a las comisarías de policía nacional y de policía local
de personal y medios suficientes para atender las necesidades del
barrio, siendo, en la actualidad, poco más que edificios
deshabitados durante largas horas, especialmente en las noches de fin
de semana. Atrás quedaron también las cámaras de vigilancia, las
comisarías conjuntas y las patrullas de proximidad. Atrás quedan
siempre las palabras.
La realidad de estas calles es
que los maleantes se mueven con total impunidad, cada vez en mayor
número, llevando a cabo sus fechorías incluso a plena luz del día,
con una despreocupación tal que aterra a la ciudadanía.
Así, están en riesgo directo
tanto la integridad de las personas como la del valiente y precario
tejido comercial, que apostó por estas calles donde otros
claudicaron, pero también es la propia imagen de la ciudad la que
peligra, pues son estas calles, este barrio, su mejor carta de
presentación ante el mundo.
¿De qué ha de servir cada euro
invertido, cada esfuerzo realizado, cada línea y cada segundo
empleado en proyectos de recuperación, de rehabilitación, cuando
las condiciones de seguridad están tan mermadas y deterioradas que
ahuyentan a quienes deben apuntalar la regeneración de estas calles?
¿Cómo habrá de recuperarse un barrio herido desde hace largos años
cuando los comercios se rinden y bajan la persiana, cuando los
residentes huyen y aceptan el exilio, cuando los diablos campan a sus
anchas con pies terrenales y ya no temen a la luz del día? ¿Cómo,
si se ríen de la Autoridad en vez de amedrentarse ante ella?
Exigimos que los poderes públicos
nos devuelvan la seguridad restada a nuestras vidas, la normalidad
que nos corresponde por derecho. Les animamos a no desfallecer, les
animamos a rescatarnos de esta nueva edad oscura que se cierne sobre
nuestras cabezas. Les exigimos que protejan a nuestras familias. Les
exigimos que cumplan con su deber.
Badajoz, 4 de septiembre de 2019.
información aparecida en HOY.es
Réplica a la Delegación del Gobierno en los asuntos de
seguridad en el Casco Antiguo.
A tenor de la
publicación de una nota de prensa conjunta, suscrita por siete
asociaciones y colectivos de la ciudad, alertando sobre la rápida
degradación de las condiciones de seguridad en el Casco Antiguo de
Badajoz y solicitando la implementación de medidas a las distintas
administraciones competentes, y como consecuencia del comunicado
posterior de la Delegación del Gobierno en el que se niega tal
situación, venimos a decir:
1º) Las
asociaciones firmantes representamos a familias y empresarios del
centro histórico, y nuestra única intención es la de pedir
auxilio ante el aumento importante de delitos que se están
produciendo en los últimos meses, muchos de ellos a plena luz del
día y con total impunidad. Tenemos miedo y nos desanima comprobar
cómo algunos de nuestros vecinos se están marchando y cerrando sus
negocios para trasladarse a otros barrios.
2º) Ante
ello, la Delegación del Gobierno, lejos de confirmar lo que es un
hecho real que sufrimos diariamente y que ha motivado la unión sin
precedentes de tales colectivos para la denuncia pública de nuestra
necesidad —y derecho—
de seguridad, decide, en un torpe ejercicio de servicio público,
negar la mayor proporcionando una información estadística que
estimamos sesgada, ambigua y descontextualizada.
De tal modo, los
datos que maneja la Delegación se refieren exclusivamente a “robos”
en el año en curso, sin atender a otros delitos (hurtos, reyertas,
narcotráfico, vandalismo, ataques con arma, usurpación de
propiedades, etc.) ni especificar el plazo en el que se han cometido
tales robos, además de desglosar una serie de medios y efectivos
que, a tenor de los acontecimientos que padecemos, y que son de
dominio público al haber sido objeto de titulares en los medios de
comunicación, resultan del todo insuficientes.
3º)
Lamentamos profundamente que aquellos que nos representan, servidores
públicos, a quienes solicitamos auxilio, en vez de tener presente el
sufrimiento de nuestras familias y el frágil estado de un barrio
histórico que huye de la marginalidad, prefieran salir a palestra
con datos sesgados que, de un modo mediocre e insuficiente, jamás
podrían justificar una gestión, siquiera aceptable, de esta crisis
de seguridad en un barrio que lleva sufriendo la lacra del
narcotráfico largos años.
4º)
Consideramos que es el propio enquistamiento de las conductas
delictivas, la normalización del delito y su “medio ambiente
natural”, y la relajación de las Administraciones competentes ante
nuestras urgencias —demostrada
en el capeo de las necesidades ciudadanas con vergonzosas
estadísticas que tratan de minimizar cuando no anular los hechos—
las grandes causas del aumento de las conductas delictivas en este
barrio.
5º) No está
en nuestro ánimo exagerar o mentir y no existen motivos para ello.
Ante esto, resulta descorazonador comprobar cómo el máximo órgano
competente prefiere entregarse al maquillaje de las cifras y la
prestidigitación que a la asunción de responsabilidades poniendo
toda la carne en el asador para cumplir con el deber de proteger al
ciudadano que pide auxilio.
Si éste es el
máximo nivel de seguridad al que podemos aspirar en el centro
histórico de la ciudad, quizás sea tiempo de ceder
responsabilidades a otros más capaces.
Badajoz, 7 de septiembre de 2019.